Andrew Beebe, director en un fondo de inversiones especializado en nuevas tecnologías, explica que la energía solar pasó de ser una tecnología marginal a ser efectivamente la dominante en lo que hace a nueva generación de electricidad en los Estados Unidos.

Expectativas superadas

En la nota de la CNBC sobre el crecimiento del uso de la energía solar, se reseña cómo importantes ONG como Greenpeace se quedaron cortas en las estimaciones sobre el aporte de la energía solar al sistema eléctrico. En este sentido, la organización ambientalista preveía que para este 2020 habría 335 mil megavatios de capacidad fotovoltaica que iluminaría a unos 64 millones de hogares; un incremento del 737% con respecto a 2010.

Sin embargo, para el cierre del 2018 la cifra oficial indicaba que estaban instalados 486 mil megavatios en todo el mundo, lo suficiente para suministrar energía eléctrica a más de 91 millones de hogares estadounidenses, los más demandantes del planeta.

Y es que según lo informado por la cadena televisiva, en Estados Unidos, en 2018, la capacidad de energía agregada a la red eléctrica provenía en un 30% de la energía solar. En total, para ese año la energía solar compuso el 2,3% de la generación de electricidad de ese país, cuando en 2010 representaba sólo el 0,1%.

Si bien el sistema eléctrico recibe también un aporte de lo generado por otras fuentes, como parques eólicos (20% en Estados Unidos en 2018), lo cierto es que son cada vez más los techos de casas y empresas, espacios desérticos y -más recientemente- espejos de agua, en los que se está aprovechando la energía del sol a través de paneles solares.

Beneficios fiscales y competencia hacen posible el cambio

En este sentido, el estado de California está liderando: el profesor Dan Kammen, de la Universidad de Berkeley, aseguró que cada casa que se construya allí en 2020 debe producir tanta energía como la que consuma.

El aumento de las instalaciones fotovoltaicas ha sido principalmente gracias a beneficios fiscales y a la disminución del precio de los paneles solares. En las últimas 4 décadas, el precio de estas tecnologías se redujo por un factor de 50.

Hay desafíos importantes

Sin embargo, entre los desafíos que enfrenta el sistema, es que los sistemas de almacenamiento en base a baterías de litio (indispensables para alimentar la demanda cuando el sol no brilla) siguen siendo relativamente costosos, y cuando esta energía no es suficiente, la fuente de energía que complementa a dicho suministro no es siempre renovable o libre de gases de efecto invernadero.

Otro problema son los tiempos de ejecución y los trámites que implican. Todas las instalaciones fotovoltaicas requieren permisos e inspecciones, que llevan bastante tiempo, y se suman a las gestiones de financiamiento ante bancos y organismos municipales y/o estatales que son necesarias para disminuir el tiempo que toma rentabilizar las inversiones en tecnología solar.

Los proyectos fotovoltaicos de SES son «llave en mano»:
incluyen todas las gestiones administrativas y financieras.

Aun así, los ambiciosos objetivos definidos siguen superándose. En California deseaban alcanzar un millón de hogares con paneles solares en 2020, y lo lograron un año antes.

Las empresas lideran el consumo y las instalaciones

Además, aunque unos dos tercios de la energía son usados por las empresas, estas están incorporando cada vez más la energía solar como parte de su compromiso social. Facebook apunta a tener una huella de carbono cero en 2020 y, con ese fin, sólo en 2018 firmó contratos solares para generar más que la capacidad solar total instalada en los hogares de los Estados Unidos.

Solar llega a ser la opción más conveniente

Beebe afirma que, en lugares como Hawái y California, los sistemas de energía solar sumados a los de almacenamiento de esta energía son más rentables que el abastecimiento en base a gas natural.

Mientras, los expertos en la materia estudian la posibilidad de almacenar energía con tecnologías alternativas, como baterías líquidas, baterías de hidruro de níquel y otras formas de almacenamiento que no son químicas (como sal fundida con energía solar concentrada). Todo con la finalidad de hacer cada vez más accesible la tecnología fotovoltaica, según explicó Kammen.

«Dentro de unos 5 años será extraño ver casas nuevas que no tengan energía solar en el techo, serán parte del paisaje», reforzó Beebe, quien estima que gracias a la energía solar estamos en un camino inexorable de transición hacia una economía libre de carbono.

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